viernes, 4 de enero de 2008

Maria José

El día que mi María José nació, en verdad no sentí gran alegría, porque la decepción que sentía parecía ser más grande que el acontecimiento que representa tener un hijo. Yo quería un varón. A los pocos días de haber nacido, fui a buscar a mis dos mujeres, una lucia pálida y la otra radiante y dormilona. En pocos meses me deje cautivar por la sonrisa de María José y por el negro de su mirada fija y penetrante, fue entonces que empecé a amarla con locura, su carita, su sonrisa y su mirada no se apartaban ni un instante de mi pensamiento, todo se lo quería comprar, la miraba en cada niño o niña, hacia planes, todo seria para mi María José/ Este relato era contado a menudo por Randolf, el padre de María José, yo también sentía gran afecto por la niña que era la razón mas grande para vivir de Randolf, según decía el mismo. Una tarde estábamos mi familia y la de Randolf haciendo un picnic a la orilla de una laguna cerca de la casa y la niña entablo una conversación con su papá, todos escuchábamos.
-"Papi, cuando cumpla quince años, ¿cual será mi regalo?"
-"Pero mi amor si apenas tienes diez añitos, ¿No te parece que falta mucho?
-"Bueno papi, tu siempre dices que el tiempo pasa volando, aunque yo nunca lo he visto por aquí."
La conversación se extendía y todos participamos en ella. Al caer el sol regresamos a nuestras casas. Una mañana me encontré con Randolf enfrente del colegio donde estudiaba su hija quien ya tenia catorce años. El hombre se veía muy contento y la sonrisa no se apartaba de su rostro. Con gran orgullo me mostró el registro de calificaciones de María José, eran notas impresionantes, ninguna bajaba del 10 y los estímulos que le habían escrito sus profesores eran realmente conmovedores, felicite al dichoso padre y lo invite a un café. María José ocupaba todo el espacio en la casa, en la mente y en le corazón de la familia, especialmente el de su padre. Fue un domingo muy temprano cuando nos dirigíamos a misa, cuando María José tropezó con algo, eso creímos todos, y dio un traspié, su papá la agarro de inmediato para que no cayera. Ya instalados en nuestros asientos, vimos como María José fue cayendo lentamente sobre el banco y casi perdió el conocimiento. La tome en mis brazos mientras su padre, buscaba una taxi y la llevamos al hospital. Allí permaneció por diez días y fue entonces cuando le informaron que su hija padecía de una grave enfermedad que afectaba seriamente su corazón, pero no era algo definitivo, que debía practicarle otras pruebas para llegar a un diagnostico firme. Los días iban transcurriendo, Randolf renuncio a su trabajo para dedicarse al cuidado de María José, su madre quería hacerlo pero decidieron que ella trabajara pues sus ingresos eran superiores a los de el. Una mañana Randolf se encontraba al lado de su hija cuando ella pregunto:
-"Voy a morir, ¿No es cierto? Te lo dijeron los médicos."
-"No mi amor, no vas a morir, dios es tan grande no permitiría que perdiera lo que mas he amado en el mundo." respondió el padre.
-"¿Van a algún lado?, ¿Pueden ver desde lo alto a las personas queridas?, ¿Sabes si pueden volver?"
-"Bueno hija," respondió, "en verdad nadie ha regresado de allá a contar algo sobre eso, pero si yo muriera, no te dejaría sola. Estando en el mas allá buscaría la manera de comunicarme contigo, en ultima instancia utilizaría a el viento para venir a verte.
-"¿Al viento?," replico María José, "¿Y como lo harías?
-"No tengo la menor idea hija, solo se que si algún día muero, sentirás que estoy contigo cuando un suave viento roce tu cara y una brisa fresca bese tus mejillas.
Ese mismo día por la tarde, llamaron a Randolf, que el asunto era grave, su hija estaba muriendo, necesitaban un corazón pues el de ella no resistiría sino unos quince o veinte días mas. Un corazón! ¿Donde he de hallar un corazón? lo vendían el la farmacia acaso, en el supermercado, o en una de esas grandes tiendas que propagandan por radio y televisión. Un corazón! ¿Donde? Ese mismo mes, María José cumularía sus quince años. Fue el viernes por la tarde cuando consiguieron un donante, las cosas iban a cambiar. El domingo por la tarde ya María José estaba operada. Todo salio como los médicos la habían planeado. Éxito Total! Sin embargo, Randolf no había vuelto por el hospital y María José lo extrañaba muchísimo. Su mamá le decía que ya todo estaba bien, seria el quien trabajaría para sostener a la familia, María José permaneció en el hospital por quince días mas, los médicos no habían querido dejarla ir hasta que su corazón estuviera firme y fuerte y así, lo hicieron. Al llegar a casa todos se sentaron en un enorme sofá y su mamá con los ojos llenos de lágrimas le entrego una carta de su padre:
CARTA:
"María José mi gran amor: Al momento de leer mi carta, debes tener quince años y un corazón fuerte latiendo en tu pecho, esa fue la promesa de los médicos que te operaron. No puedes imaginarte ni remotamente cuanto lamento no estar a tu lado en este instante. Cuando supe que ibas a morir, decidí dar respuesta a una pregunta que me hiciste cuando tenías diez años y la cual no respondí.
Decidí hacerte el regalo más hermoso que jamás ha sido hecho, te regalo mi vida entera sin condición alguna para que hagas con ella lo que quieras.
VIVE HIJA! TE AMO!"
María José lloro todo el día y toda la noche. Al día siguiente, fue al cementerio y se sentó sobre la tumba de su papá, lloró como nadie lo ha hecho y susurro: "Papi, ahora puedo ver cuanto me amabas, yo también te amaba aunque nunca te lo dije. Por eso también comprendo la importancia de decir 'TE QUIERO', y pido perdón por haber guardado silencio."
En ese momento las copas de los árboles se movieron suavemente, cayeron algunas flores y una suave brisa rozo las mejillas de María José. Alzo la mirada al cielo, se levanto y camino a casa.


Fin

jueves, 3 de enero de 2008

El cuento de nunca acabar


Había una vez un rey a quien le gustaba mucho oír cuentos, como al niño o adulto que lee este, pero el gusto de este rey excedía los límites tanto fue así que pidió que un hombre de su reinado fuera y le contara un cuento, pero no un cuento cualquiera, no, el quería que su cuento no terminara nunca. A quien lo hiciera, le daría la mano de su hija la princesa y medio reino, pero si el cuento acababa se le cortaría la cabeza. Esto les atrajo mucho a todos los hombres del pueblo, entonces varios intentaron contarle cuentos pero como todo empieza, tenían que terminar y en cuanto terminaba el cuento se le mandaba cortar la cabeza con una hacha muy filosa que él había mandado hacer para ese fin exclusivamente. Después de aquel desastre se repitiera muchas veces, nadie quería ir a contar cuentos al rey y por eso el rey estaba muy triste. Pero un día un hombre dijoque iría a contarle al rey un cuento que nunca terminaría. Sus amigos y familia trataron de disuadirlo, señalándoleque lo más seguro es que el rey le cortara la cabeza, puesto que se suponñia el fracazo del hombre, pero éñ se tenía una gran confianza y dicidió ir adelante con su plan, aunque él mismo tenía un poco de miedo pues ya se había encariñado con su cabeza ya que estaban juntos desde que el nació. Cuando llegó frente al rey, el soberano se puso muy contento, porque hacía rato que no oíaningún cuento, se acomodó en el trono y mando que le hicieran unas palomitas para escuchar el cuento mejor, y entonces el hombre empezó:

"Había una vez un rey, tan poderoso como usted su majestad, que tuvo una visión, en la visión el vio que unas langostas se comían todo su campo de trigo, entonces mando llamar un alguien que le pudiera decir que quería decir esa visión. La persona que llamaron le dijo que habría una plaga de langostas y se comerían todo el trigo pero que eso sería dentro de mucho tiempo y que la plaga duraría 5 años así que tenia que guardar en una torre el trigo suficiente para que la gente comiera durante ese tiempo. Entonces el rey mando a hacer una torre muy muy grande para poner mucho mucho trigo. Cuando ya estaba lista la llenaron de trigo hasta el tope, el último grano que cupo en la torre. Pero como a la mejor cocinera se le quema la sopa, y al mejor cazador se le va la liebre, a los mejores albañiles les quedó un hoyito el la torre por donde solo una hormiguita podía entrar. Después de poco tiempo, no más de 1 mes, las hormigas se dieron cuenta y empezaron a sacar el trigo. Y llego una hormiga y sacó un grano de trigo, y llego otra hormiga y se llevó otro grano de trigo, y llegó otra hormiga y se llevó otro grano de trigo, y llegó otra hormiga y se llevó otro grano de trigo..."

El rey estaba muy interesado en el cuento pero conforme las hormigas seguían sacando trigo se fue aburriendo.

"...y llego otra hormiga y se llevo otro grano de trigo, y llego otra hormiga y se llevo otro grano de trigo, y llego otra hormiga y se llevo otro grano de trigo...."Después de tantas hormigas el rey se quedó dormido pero en sus sueños seguía viendo hormigas sacando trigo entonces cuando se despertó interrumpió, al joven para preguntarle si la parte de las hormigas ya se iba a acabar, pero el joven le respondió que no, que apenas iba empezando, el rey se sintió desfallecer al escuchar esto, después de un rato le pidió a el muchacho que se pasara la parte de las hormigas pero el joven le respondió lo siguiente: "Pero su majestad, yo no puedo relatarle a usted la última parte cuando aún no se a terminado la primera parte, no sabemos como se vaya desarrollando la historia..." El rey dijo que no y entonces el hombre siguió con su relato. ''Y llegó otra hormiga y se llevó otro grano de trigo, y después llegó otra hormiga y se llevó otro grano de trigo, y después llegó otra hormiga y se llevo otro grano de trigo, y llego otra hormiga y se llevo otro grano de trigo..." El rey sólo se despertaba para preguntar si las homigas seguían sacando el trigo, y despues le dijo al hombre si ya casi se terminaba esa parte,el relator le contestóque no, ''su majestad debe saber que las hormigas solo han sacado unos cuantos puñados de trigo, y el contenido de la torre es enorme, parece ser que estas hormigas tardaran varios años para terminarlo, ya que ese es el propósito, que nunca se terminé el trigo, porque es para alimentar a la poblacion cuando venga la plaga de langostas....''
Desesperado y para no seguir escuchando mas hablar de más hormigas, el rey exclamó lo siguiente: "Ya no lo soporto, llévate todo el reino y no te doy la mano, sino toda mi hija pero deja de hablar de hormigas por favorrr!"



Moraleja: Tarde o temprano las cosas se tienten que acabar y eso algunas veces duele y mucho pero hay que soportarlo y no querer que un cuento dure por siempre.